Las redes sociales reflejan el bienestar psicológico de la humanidad | Es habitual despertarse de buen humor e irlo perdiendo a medida que avanza el día | El estado de ánimo suele empeorar del domingo por la noche al martes y remontar el miércoles
Por fin es viernes. El día laborable en que los humanos estamos de mejor humor, según una investigación basada en 2,4 millones de personas de 84 países que se presenta hoy en la revista Science. Mañana estaremos aún mejor, antes de empezar a desanimarnos el domingo a última hora de la tarde, empeorar el lunes, pasar el peor día de la semana el martes y volver a remontar a partir del miércoles.
La investigación, realizada por sociólogos de la Universidad Cornell de Estados Unidos, se ha basado en analizar el contenido de 509 millones de mensajes de Twitter enviados a lo largo de dos años. Los mensajes se han estudiado con una técnica de análisis de textos que, en investigaciones anteriores, ha demostrado ser capaz de inferir el estado de ánimo de la persona que ha escrito. Por ejemplo, palabras como fantástico o súper sugieren un estado de ánimo positivo y miedo o terrible, uno negativo.
Gracias a esta técnica, llamada Investigación Lingüística y Recuento de Palabras (LIWC), los investigadores han podido estudiar cómo cambian los estados de ánimo a lo largo del día, de la semana y del año.
A lo largo del día, los mensajes de Twitter revelan que por las mañanas predominan los estados de ánimo positivos, como el entusiasmo, la alegría y las ganas de hacer cosas. Después, el buen humor decae a medida que pasan las horas, antes de volver a aumentar a última hora de la tarde.
Curiosamente, el empeoramiento del humor coincide con el horario de trabajo y la mejora coincide con el fin de la jornada laboral. Sin embargo, este ciclo se observa tanto en días laborables como en fines de semana. Por lo tanto, no puede deberse solo al trabajo sino que debe tener un sustrato biológico, apuntan los investigadores de la Universidad Cornell. "El sueño y el reloj biológico son determinantes importantes del estado de ánimo", escriben los investigadores Michael Macy y Scott Golder, de la Universidad Cornell, en Science.
Lluís de Lecea, neurobiólogo especialista en investigación del sueño de la Universidad de Stanford (EE.UU.), confirma que "muchos de los circuitos que regulan el ciclo vigilia-sueño están conectados con los circuitos que determinan el estado de humor".
Los sociólogos de Cornell han observado que el mismo ciclo diario se repite en todos los países analizados, lo que también indica que los altibajos del estado de ánimo a lo largo del día tienen una causa biológica y no cultural.
Es a lo largo de la semana donde más se aprecia la influencia del entorno de trabajo en el bienestar psicológico, con el desánimo máximo de los martes y el mejor humor del fin de semana. El caso de los Emiratos Árabes Unidos, donde se trabaja de domingo a jueves y se descansa los viernes y sábados, demuestra que es el ciclo laboral el que regula el ciclo semanal del estado de ánimo, ya que allí el peor día es el lunes y el mejor, el viernes.
A lo largo del año manda de nuevo la biología: el estado de ánimo mejora a medida que los días se alargan y empeora a medida que se acortan. No importa tanto cuántas horas de luz hay sino que haya más que el día anterior. Así, el estado de ánimo tiende a mejorar en invierno y primavera y a empeorar en verano y en otoño.
Los investigadores han analizado por separado los estados de ánimo positivos y los negativos después de que estudios anteriores hayan demostrado que pueden ser independientes. Por ejemplo, no estar alegre no significa necesariamente estar enfadado. Los nuevos resultados confirman que las emociones positivas fluctúan mucho más a lo largo del día que las negativas: el entusiasmo suele ser pasajero, la negatividad es más persistente.
Los estudios sobre las oscilaciones del estado de ánimo se veían limitados hasta ahora porque solían basarse en grupos reducidos y poco representativos de voluntarios que respondían a encuestas. En cambio, "las redes sociales permiten estudiar las conductas individuales de manera detallada en tiempo real y a escala global", sostienen Macy y Golder.
Twitter emerge así, al igual que Facebook o Google, como una mina de datos para los sociólogos. Un número creciente de investigadores han empezado a estudiar cómo las redes sociales influyen en la propagación de ideas políticas, en la promoción de productos comerciales o en el bienestar psicológico de la humanidad. Estos estudios, esperan los investigadores, pueden ayudar a desarrollar indicadores del bienestar que guíen las políticas sociales del mismo modo que indicadores como el PIB guían las políticas económicas.
"Las interacciones humanas son lo que estudiamos los científicos sociales", declara Michael Macy. "Personas de todo el mundo se están comunicando entre ellas con dispositivos que registran estas interacciones. Es un momento extraordinariamente estimulante para las ciencias sociales y del comportamiento".
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