El anuncio de la banda terrorista abre debate sobre los términos y condiciones para su fin.
Tres encapuchados anunciaron, en un video divulgado el jueves, que Eta decidió "el cese definitivo de su actividad armada", para buscar una negociación política que resuelva el conflicto en el País Vasco.
Aunque siempre tuvo tendencia a decretar ceses del fuego, que luego violó -el más reciente, del 2010, el séptimo de su historia-, esta es la primera vez en sus 43 años de historia que el grupo separatista vasco se muestra dispuesto a dejar de matar para siempre.
Eta, que desde su origen ha asesinado a 829 personas, pide en su comunicado a los gobiernos de España y Francia (la banda reclama la soberanía política de territorios de ambos países) un "diálogo directo para la superación de la confrontación armada". Sin embargo, no explica cuáles son sus objetivos concretos, no pide perdón, no ofrece desmantelar su estructura militar ni da pautas para un plan de desarme.
Aunque la declaración, que tuvo lugar tres días después de una conferencia de paz en San Sebastián, en el País Vasco, constituye el paso más significativo del grupo hacia un abandono definitivo de la violencia terrorista, numerosas voces dentro y fuera de España han pedido examinar con cuidado sus motivos y medir con cautela sus alcances.
El diario El País, por ejemplo, conminó al grupo a pasar pronto del "cese definitivo de las acciones armadas" a la disolución, "para evitar que, aunque ya no mate, su presencia latente sea interpretada como elemento condicionante de ese diálogo que reclama".
"¿Por qué ahora? ¿Por qué el 20 de octubre? ¿Por qué a un mes de las elecciones del 20 de noviembre?", se preguntaba, por su parte, el diario ABC. El rotativo no duda en señalar las aspiraciones electorales de los pro etarras en el País Vasco y Navarra, que de capitalizar la buena fe de los votantes podrían hacerse a un grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. En el resto de España, el impacto electoral del anuncio será, se cree, poco o ninguno.
La tarea más compleja
Eta ha aceptado la histórica petición del cese de la violencia, pero no ha definido cuál es su hoja de ruta. Como dijo el viernes el ministro de Interior, Antonio Camacho, máximo responsable de la lucha contra la agrupación, "ahora nos queda la tarea más compleja", es decir, tejer una red de soluciones que asegure el final de Eta, que encauce democráticamente el diálogo político y que no viole los principios básicos del sistema jurídico ni la dignidad de las víctimas.
El presidente del Gobierno, el socialdemócrata José Luis Rodríguez Zapatero, que padeció la última negociación frustrada con Eta (entre el 2005 y el 2006), ha afirmado que a partir de ahora habrá "una democracia sin terrorismo, pero no sin memoria", una expresión honrosa para las víctimas, pero que no dice nada, por ejemplo, sobre lo que ya han pedido las asociaciones que representan a muchas de ellas: que Eta no tenga voz en una posible negociación con el Estado y que los 699 etarras presos en España y Francia cumplan con las condenas de cárcel que les correspondan.
¿Sin concesiones?
El comunicado de la banda también afecta al principal partido de la oposición en el Parlamento español, el conservador PP, cuyo líder, Mariano Rajoy -según indican con contundencia las encuestas sobre las elecciones del 20 de noviembre-, será el próximo presidente y tendrá que enfrentarse al reto del fin efectivo de Eta. Para Rajoy la declaración fue "una gran noticia" y destacó que "no ha habido concesiones" a la banda. Pero todo indica que cuando llegue la hora de hacerlas, le tocará a él.
Daniel Innerarity, profesor de Filosofía Política en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática, considera que el paso de Eta dará pie a una negociación política sobre una posible modificación del autogobierno vasco. "El nacionalismo existía antes de Eta y existirá después de Eta, así que lo lógico es que se trate el asunto políticamente". Y aunque casi nadie ve viable un referéndum de secesión, también es claro que Eta lleva años estudiando el proceso de paz de Irlanda del Norte.
El presidente del Gobierno vasco, el socialdemócrata Patxi López, pidió, por su parte, un esfuerzo común por borrar de una vez el terrorismo. "La pelota está ahora en el tejado de todos", dijo. El jefe del Ejecutivo vasco abrió una ronda de contactos políticos en la que incluyó al partido independentista Bildu.
Finalmente, un llamado a la calma provino del escritor y filósofo Fernando Savater. Amenazado por Eta desde hace años y establecido en Madrid, defiende que no se debe crear ningún mecanismo especial de diálogo político y que lo que se necesite debatir se discuta "con normalidad" en el Parlamento vasco.
"No debemos entrar en los delirios de Eta", dice. Savater, además, duda de que este sea el final definitivo de la banda terrorista: "A lo mejor algunos de ellos ven que no se atienden sus peticiones y se enfadan".
Fuente:
PABLO DE LLANOPARA EL TIEMPO
MADRID
0 comentarios:
Publicar un comentario